lunes, 22 de diciembre de 2014

El retorno a Bonn (parte III)

En la última entrada, nos quedamos en el reencuentro con mis niñas.

Después de eso, nos fuimos al centro, donde pude volver a disfrutar de mis dos tiendas favoritas de Alemania: Thalia y DM. Quiero que estas dos franquicias invadan Barcelona, es una necesidad vital.
Después de eso, pasamos el resto del día haciendo turismo por Bonn y cerramos el día con una buena Currywurst y un Glühwein en el Weihnachtsmarkt (Mercado de Navidad).

Al día siguiente (domingo 7), volvimos a Casa, donde había quedado con la madre para llevarme al perro esa mañana, y dejar las maletas. Muchas diréis que estoy loca, pero mi Tontorrón se merece más de una entrada en este blog. El caso es que quería visitar de nuevo un parque precioso que tiene Bonn, Rheinaue (más información del parque aquí), y ya que iba, aprovechaba y me llevaba a mi niño de cuatro patas. Eso si, antes de irnos a pasear, mi madre alemana tuvo a bien de invitarnos a desayunar y darme las llaves de casa. Tal y como lo oís, para que me diga alguien que no soy como de la familia.



Como veis, tuvimos la suerte de tener una mañana extrañamente estupenda y despejada para ser diciembre en Alemania.

Después de pasar la mañana en ese parque, volvimos a casa a dejar al perro y nos fuimos a visitar Köln.


Hay que decir que para comprar el billete de tren, tuve que volverme a pelear con las maquinas de la estación, que para espanto nuestro, finalmente nos escupió dos "billetes" y pensamos seriamente que nos habían cobrado 40 euros de más. Después de preguntar a la señora simpática del DB, a la que le haces preguntas de SI o NO y ella solo te cuenta el PORQUE, nos enteramos de lo que ya estábamos sospechando, que uno de los papeles era el billete y el otro, el recibo.

Una vez llegamos a la ciudad, toda la buena mañana que había echo en Bonn se nos giró en un día gris de llovizna (y no tan llovizna). ¡Hasta tuvimos que abrir el paraguas! (Cosa que para quien no lo sepa, en Alemania solo se hace si cae el diluvio universal, sino, gorro y arreando).

Visitamos el centro, las orillas del Rhein y finalmente, cuando oscureció, nos acercamos a pasear por el Weihnachtsmarkt, donde cenamos unos buenos Weisskohlkuchen, que vienen a ser buñuelos planos de pasta de repollo y cebolla fritos en mantequilla (se que explicado así no puede ser apetecible, pero lo juro, está bueno).

Finalmente, volvimos a casa. Y es que mi madre alemana se negó a que nos fuéramos directamente al aeropuerto y nos ofreció quedarnos a pasar la "media noche" que nos quedaba colgada (hasta las 4 am) en casa.

Llegamos, abrimos con la llave y previa despedida de los padres y de la niña mayor (esperaba encontrar a las otras dos, pero acababan de caer rendidas en la cama), ellos se fueron a dormir, diciéndome que como bien sabía, en la cocina estaba la nevera, la maquina de café y lo que hiciera falta.

Nos quedamos en casa haciendo tiempo, durmiendo, tomando café y rehaciendo maletas hasta la hora prevista, cuando cogimos las maletas y, despidiéndonos de Alemania, nos fuimos hacia el bus que nos llevaría al aeropuerto.

Espero poder volver a visitar esta maravillosa familia en verano, porque la verdad es que los echo de menos.

sábado, 13 de diciembre de 2014

El retorno a Bonn (parte II)

Hace unos días, os conté que iba a volver a Alemania de visita aprovechando el puente de diciembre.

No se por donde empezar a explicar este maravilloso fin de semana que he vivido: tantas emociones, tantos nervios, tantos abrazos, tantos sitios que me traen recuerdos y tanta gente que ha echo que luzca una sonrisa permanente durante esos días... Creo que por mucho que lo describa, ni siquiera se acercará a lo que sentí o lo que viví, pero vamos a intentarlo. 

Empecemos por el principio, ¿no?

El viernes a las 17:00 cogimos las maletas y nos fuimos camino al aeropuerto de Barcelona, donde a las 19:30 despegamos montados en un precioso avión de Germanwings. Llegamos al aeropuerto de Colonia-Bonn a las 21:45, y previo viaje de 35 minutos bus (donde comprobé que hay cosas que no cambian nunca, como la "simpatía" de los buseros alemanes) llegamos a Bonn. Cenamos en el Mcdonnals de la Hauptbahnhof y nos fuimos andando al hotel (para los interesados, fuimos al hotel Ibis de Bonn, que por cierto, esta genial si queréis ir), situado a unos 15 minutos andando del centro. 

La mañana del sábado nos despertamos a las 7:30, ya que había quedado con mi HM para ir a desayunar a casa. A desayunar, habéis entendido bien: en España invitamos a comer o cenar, en Alemania invitar a desayunar es lo más normal del mundo. El caso es que nos duchamos y nos fuimos paseando a la casa de mi Hostfamily. 

Fue bonito darme cuenta que me acordaba de todo el camino (el hotel estaba en la calle de enfrente de una piscina que frecuentaba con las niñas). Llegar a mi barrio fue... impresionante. Recordar todos los momentos que viví ahí, ver que todo seguía igual... Impresionante, ya os digo. 

Como podéis imaginar, el momento más esperado fue cuando llegamos a Casa. Las niñas no sabían que venia, así que era una gran sorpresa. Yo esta atacada de los nervios, no miento cuando os digo que me temblaban las manos y el corazón se me salía del pecho. Me daba PÁNICO que las dos niñas mayores no me reconocieran (la pequeña estaba a punto de cumplir los 3 cuando me fui, así que lo lógico seria eso, que no me reconociera), o que me saludaran con indiferencia, como si hubiera venido alguien cualquiera. Estaba realmente cagada de miedo. Pero llegó la hora de subir las escaleras hasta la entrada, darle al timbre, y ver que pasaba. 

Ahora os cuento como estaban las cosas dentro de casa: las dos niñas pequeñas no sabían nada de nada, pero la madre le había dicho el día anterior a la mayor que alguien vendría a desayunar, para que se despertara y se duchara. El problema es que la niña tiene 14 años y el echo de que la madre no el dijera quien venia, la llevó a un cabreo bastante importante, ya que pensaba que serían sus abuelos o algo así y su madre solo quería que se levantara pronto y se duchara. Para conservar la sorpresa para las pequeñas, la madre no había puesto plato para nosotros y habían empezado a desayunar a la hora habitual de los fines de semana (las 9, más o menos).

El caso es que desde la mesa del comedor, a lo lejos, se ve el ventanal que da al frente de la casa, con lo que puedes ver un poco quien sube las escaleras de la entrada (la puerta de entrada está un piso elevada, entras por el primer piso, por así decirlo). Al subir nosotros, la niña mayor vio a la persona que me acompañaba (yo ya había pasado), y como ella misma confesó después, lo primero que pensó fue: "¿Para que me hacen levantar tan temprano si NO CONOZCO a la gente que viene?". Esto solo aumentó su cabreo, que no mejoró cuando, al sonar el timbre, su madre le dijo que fuera a abrir (las niñas no se pueden levantar de la mesa sin permiso). Así que con todo ese buen humor, se dirigió hasta la puerta de la cocina, que da a un pasillo donde al final, está la puerta de entrada, que está echa de madera con ventanas de cristal.

Ahora volvemos a la calle, donde nos encontrábamos nosotros. 

Vimos a la niña mayor, que cruzó la puerta de la cocina, miró a la puerta de entrada y al verme, frenó en seco con una cara parecida a esta:



Juro que tardó unos segundos en reaccionar. Después pegó un grito seguido de un "¡¿PERO QUE HACES AQUÍ?!" mientras venia corriendo hacia la puerta, abría y se abalanzaba sobre mi (que casi me tira, la muy bestia). Pero esto solo podía mejorar, ya que con el grito de la mayor, la mediana vino corriendo y justo cuando la loca de la mayor me soltó, aparecía ella por la puerta de la cocina.

La pobre se quedó en shock, agarrada al pomo de la puerta y mirándome con los ojos desorbitados sin creerse lo que veía. Dijo me nombre y yo la saludé, cosa que pareció sacarla del trance y vino corriendo a abrazarme. 

Cuando me soltó, conseguimos pasar de la puerta y entramos. En ese momento apareció la pequeña seguida de la madre y el padre por el umbral de la cocina. Saludé a la pequeña y puso lo que yo llamo "cara de vergüenza", y se fue con una sonrisa de bicho (eso no ha cambiado en ella jajaja) a esconderse detrás de la pierna de su padre.

Las niñas estaban emocionadas y felices de verme. Como le dijo la madre a la mayor: "Este es tu mejor regalo de Nikalaus", y es que fui justamente la mañana en que Nikolaus (el Papá Noel alemán, por así decirlo) deja sus regalos.

No os podéis imaginar lo que sentí en ese momento. Fue mágico. Nos sentamos a desayunar con todos ellos y fue precioso, de verdad. Parecía que nada había cambiado desde los desayunos que pasé ahí durante todo mi año au pair. Todo seguía igual, salvo que las pequeñas habían crecido una cabeza cada una y la mayor ya es más alta que yo. El padre incluso me recordó con una sonrisa, mientras yo le ofrecía una bandeja de panecillos a mi acompañante, que los de la otra bandeja eran "el pan de verdad", y es que el hombre aún recuerda su batalla perdida durante el tiempo que estuve ahí para hacerme entender que el pan blanco es insano y mortal. Que recordaran todas estas tonterías me hizo sentir muy especial.

Después de desayunar y de hablar largo y tendido, nos llevaron de tour por la casa, para enseñarme las cosas que habían cambiado (sobretodo los muebles de las habitaciones de las niñas). 

La mayor está en el apogeo en su adolescencia, y su habitación lo demostraba.

La mediana seguía igual que siempre, sus gustos son los mismos y por fin ha conseguido un futbolín para su habitación (ya lo pedía cuando yo estaba ahí).

La pequeña, a pesar de no amar incondicionalmente el rosa como antes, sigue apreciandolo mucho y su delirio de princesa sigue creciendo. Lo que me emocionó al entrar a su habitación fue ver que aún tiene colgada una mariposa que hice para ella con un rollo de papel higiénico y cartulina (hicimos esta manualidad con las dos mayores y al no estar ella ese día, yo le hice una). Lleva ahí dos años. Increíble. 

Después de esto, hacia las 12, las niñas tenían que irse a hacer varias actividades y nos fuimos cada uno por su lado. 

Este reencuentro fue algo que nunca olvidaré. Las dos mayores se acuerdan perfectamente de mi y de las cosas que hicimos juntas, y la pequeña es muy curioso, porque a pesar de no situarme, sabe que hay una persona con mi nombre que la cuidó y que hacía cosas con ella. Según me han contado, estuvo más de un año preguntando por mi una vez me fuí, y a día de hoy, su madre le tiene que leer casi a diario un libro que les traje a ella y a la mediana durante mi año. 

Todas estas cosas me hacen pensar que aún sigo viva en esa casa, que hablan a veces de mi y me recuerdan. Parece ser que no lo hice tan mal. Saber que puedo contar con ellos para lo que quiera, que parte de mi familia es alemana y que allí siempre tendré un techo cuando lo necesite, me hace muy, muy feliz.

Pero por hoy, lo dejo aquí.

En unos días os contaré lo que hicimos el resto del fin de semana, y de como pasamos casi más tiempo en casa de mi HF que en el hotel, que esto esta quedando muy largo y os voy a aburrir. 


Continuará...

viernes, 5 de diciembre de 2014

El retorno a Bonn

En menos de 15 horas voy a estar en Bonn, en mi ciudad, porque es y será siempre mi ciudad, por la gente y los momentos maravillosos que viví ahí. Casi dos años después de irme, dejando a una gran familia y a muchos amigos, he encontrado el momento de volver, aunque solo sea un par de días.
Estoy emocionada e histérica a partes iguales. Que os voy a contar, las 3 de la mañana y aún no puedo pegar ojo.

Voy a volver a ver a mis niñas.

En serio, no tenéis idea de lo que siento al decir esto. No se como describirlo. ¿Ilusión? ¿Alegría? ¿Miedo? Una mezcla de todo. Se que la pequeña no me va a reconocer, o eso estoy intentando asumir, porque se que me va a costar. Tampoco sé si la mediana me reconocerá (tenia 6 años cuando me fui). La mayor, si no me reconoce, directamente la descabezo. Juro que me he planteado cortarme el pelo por miedo a que no me reconozcan con el pelo largo (en 2012 yo lucía un precioso pelo-seta gentileza de un peluquero alemán).

Porque ¿sabéis? Las niñas no saben que voy y por lo tanto no puede haber aviso previo de quien soy. Gentileza de su madre, que quiere que sea una sorpresa el verme en la puerta (y yo estoy cagada de miedo por esto).

Llevo regalos para ellas. Lo fácil que ha sido comprarles algo ahora, comparado con lo que me costó poco antes de llegar a su casa hace dos años... Espero que no hayan cambiado mucho y la haya acertado. Vaya, espero no encontrar a 3 desconocidas (aquí aparece el miedo).

No me voy a quedar en mi casa (porque si, siempre será también mi casa como bien me ha insistido la madre cuando la llamé), ya que voy acompañada y aunque quiero verlos y disfrutarlos, prefiero reservar parte de mi tiempo a la familia y lo que quede disfrutarlo con esa persona especial que me acompaña, ya que llevarle ahí, para mi es algo parecido a enseñarle parte de mi mundo, del que solo ha oído hablar (hasta la saciedad, hay que admitirlo) y que no conoce. También estoy nerviosa por volver a pasear por esos sitios que tanto he disfrutado.

Solo espero no echarme a llorar en alguno de estos momentos. Casi que estoy más nerviosa ahora que ese lejano día en 2012, donde me subí a un avión sin imaginarme siquiera lo que me esperaba al salir de él. Ojalá todo vaya bien.


Deseadme suerte. A la vuelta os cuento.

jueves, 27 de noviembre de 2014

El juego del mes: Circuito de hilos

Ahora que empieza a hacer frío y que ha acortado el día, también llegan las largas tardes de aburrimiento y los niños agobiados en casa. Este mes os presento un juego de interior que encontré por internet y que en su momento me gustó mucho: los circuitos de hilos. 

¿Qué se necesita?

Un ovillo de lana.
Cinta de pintor o de carrocero.

¿Cómo se juega?

Se trata de pegar la lana con cinta de pintor (que no deja marca al quitarla y no ensucia) cruzando las paredes de un pasillo (o de un sitio estrecho, que es más cómodo de montar y de que aguante durante el juego), creando el efecto del típico láser que sale en las películas, de este modo:



Como podéis ver, en la imagen han aprovechado la barandilla de la escalera para sujetar los hilos. Yo también usaba los pomos de las puertas.

Después solo hay que dejar a los niños inventar-se su propia historia, y que disfruten jugando a espías, ladrones, o lo que surja.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

5 reglas para trabajar con los niños de hoy

En estos tiempos, las cosas han cambiado mucho desde que eramos niños (y lo digo yo que tengo 22 años, ya ves tú). El caso es que ahora lo que manda es la chulería y el pasotismo, y todo esto decorado con el consentimiento y la defensa paterna pase lo que pase y haga lo que haga la criaturita. Este hecho hace que a día de hoy, me pase el día recomendando a la gente que tengo de practicas que siga unas normas básicas si quiere vivir tranquilo (y no, no estoy exagerando):

1- Inventa un apellido falso.

Facebook, Twitter, y el peor de todos, Google. ¿Os suenan? A los niños de más de 6 años (con suerte) de hoy, también. Y no dudes que pondrán tu nombre en cada uno de esos sitios para encontrar tus más horribles etapas del pasado y del presente. O peor, los podrán sus padres para asegurarse de que su hijo no está siendo cuidado por una psicópata en potencia (y quizá se encuentren con algo peor).
Así que si no queréis que esos trapos sucios que todos tenemos en la red salgan a la luz, hacedme caso: no les digáis a los niños vuestros apellidos reales JAMÁS.

2- Al niño llámalo SOLAMENTE por su nombre.

El niño se te puede ofender si lo llamas "chico, guapo, chaval, cariño..." si no sabes su nombre (porque con 400 niños, lo raro es saberlos todos). Total, que el niño te va a contestar casi seguro un borde "Tengo nombre" y va a ir corriendo y a voz de grito a contarle a sus padres lo mucho que le has faltado al respeto (doy gracias que eso no me ha pasado a mi) por llamarle "niño". Por supuesto, ellos no saben tampoco como te llamas tu, pero te pueden llamar profe y tan felices.

3- Cuanto menos sepan los niños de tu vida personal, mejor.

No queréis que una niña de 9 años te pregunte por tu novio cada día del año. O peor, no queréis que un preadolescente hormonado se haga películas o deduzca ni un poquito sobre tu vida sexual, porque está claro que si tienes novio, te conviertes en el acto en un experto en el amor y lo-que-surja, profesión que ninguno quiere. Que hoy por hoy, la pregunta clásica de "¿Tienes novio?" no tiene una respuesta correcta y puede llegar a dar pie a un debate abierto sobre tu orientación sexual.
Salid por la tangente en cada una de las preguntas personales que os hagan.

4- Do you want to build a snowman? Amén.

Olvidaros de todas las películas de Disney o de Pixar de nuestros tiempos y no intentéis vender nada más antiguo que Buscando a Nemo. Si sois de las valientes que lo hacéis, pueden pasar dos cosas:

a) Que los niños se te traumaticen de por vida.

Piecitos llorando a los pies de su madre. La madre de Dumbo encerrada. El padre de Nemo descubriendo que se han comido todos sus huevos y a su mujer. Campanilla muriendo. La muerte de Mufasa...

Queridas, los niños de hoy a lo más que están acostumbrados es a metáforas raras que no entienden (la primera escena de UP, cuando en Frozen el barco de los padres desaparece entre las olas...). A la que les pones una escena explicita, el terror ha llegado.

b) Que los padres te apedreen por traumatizar a los niños.

Tal cual, no hace falta dar más detalles. Y esto me ha pasado a mi cuando puse En busca del Valle Encantado a los niños de primero de primaria un día de lluvia.

5- Aceptad que si estáis estudiando algo, o ya lo habéis hecho, lo consideraran absurdo sea lo que sea y que no vale la pena ni dar explicaciones ni intentar discutirlo.

¿Psicología? Si eso lo puede hacer cualquiera, solo hay que sentarse y escuchar los problemas de la gente.
¿Policía? Si esos solo ponen multas.
¿Conserje? ¿Pero esos trabajan?

De verdad, no intentéis discutir con los niños ni hacerlos entrar en razón. No vale la pena, no gastéis saliva. Lo que tenéis que intentar es que tengan un poco de decencia y que respeten a todo el mundo, a pesar de que les parezcan tonterías, ¿pero discutirles su opinión? No os canséis, de verdad, que a día de hoy a los niños se les enseña que su opinión es el ombligo del mundo y que por supuesto, tienen razón, y vosotros no vais a cambiar eso. Ya se darán una hostia un día, pero por ahora, con que tengan respeto, daros por satisfechas.



jueves, 6 de noviembre de 2014

Au Pairs embarazadas y otros mitos

Hacia ya mucho tiempo que no me indignaba hasta tal punto de querer hacer una entrada para hablar de ello, pero este momento tenia que llegar.

Como bien sabéis, llevo en este sector au pair mucho tiempo, el suficiente como para haber leído preguntas tontas, historias bizarras, experiencias surrealistas y otras burradas de un calibre importante. De estas cosas, he criticado la mayoría y me he creído más bien pocas.

A día de hoy, que irse al extranjero a ser au pair es la moda, todas estas historias se han magnificado, dado que la cantidad de niñatas gilipollas que se van a vivir esta aventura esta subiendo como la espuma. Por lo tanto, y como siempre pasa en internet, la cantidad de cosas sin pies ni cabeza que se pueden ver escritas por supuestas au pairs (o trolls en potencia) ha aumentado. Lo triste es que la gente esta empezando a darle crédito a todas esas estupideces.

Ahora resulta que las au pairs somos todas tontas, con una edad ya más que considerable para comportarnos como verdaderas inútiles, sin ninguna experiencia con niños, a los que por cierto odiamos, que desestabilizamos familias muy bien avenidas, que solo nos queremos ir porque en casa somos unas ninis y que lo único que buscamos es beneficiarnos al padre de la familia para quedarnos preñadas y poder vivir a costa de la manutención del churumbel.

Esto es como cuando se dice que los maestros no se pueden quejar porque tienen 3 meses de vacaciones al año, que tener a 25 salvajes encerrados ocho horas al día en una habitación no es para tanto, pero después los padres son incapaces de aguantar a sus hijos una semana seguida ellos solos sin acabar con un ataque de nervios. O como las enfermeras, que solo "limpian la mierda" del paciente, pero nadie se da cuenta que mientras que el medico pasa, te mira 5 minutos y se va, ellas son las que te mantienen vivito y colando, limpio y si se precia, drogado. O los médicos de cabecera, que cobran por sentarse en una silla y recetar paracetamoles. O las limpiadoras, que las has de vigilar porque sino te robarán todo lo que no esté amarrado al suelo.

Me podría pasar todo el día diciendo barbaridades; dime un oficio y te lo descuartizo. Así de fácil es desprestigiar hasta el límite una profesión.

Porque eso de que las au pairs robamos, odiamos a los niños, nos quedamos embarazadas y demás lindezas no es más que un mito, como tantos otros. Resultará que las más de 300.000 au pairs que se registraron el año pasado en aupairworld.net (según su propia web) somos las 300.000 zorras más dispuestas de todo Europa, registradas en dicha web al más puro estilo Badoo en busca de padres dispuestos a meterla. Y todo esto lo digo sin nombrar las familias registradas en dicha web, que deben ser las familias más despreocupadas del mundo, dispuestas a dejar a sus hijos y maridos al cuidado de una cualquiera.

Así que muchas gracias a los que dan crédito a toda la mierda que leen por internet, las au pairs estamos muy agradecidas por la buena fama que nos da.

jueves, 30 de octubre de 2014

La mano tonta


Esta es mi vida desde hace unos días: dos férulas y un vendaje hasta medio brazo. Para que después digan que trabajar con niños es algo tranquilo y no hay que pagar plus de peligrosidad. ¡Jà!

Todo esto tiene su parte divertida, ya que cada día me invento una burrada más grande para decirles a los críos que me preguntan por mi desgracia. Ahora se dedican a discutir que versión creerse, si la de que me ha atropellado un tractor o la de que me bañé con pirañas. Creo que por ahora gana el tractor.

La realidad, por desgracia, es mucho más triste y deprimente: mientras le señalaba a un compañero donde estaban las aulas de tercero, una pelota de basquet lanzada con muy mala leche se llevó mi mano por delante. Esa misma tarde mi dedo empezó a parecerse a una morcilla gorda y me tuve que plantear si arrancarme el dedo o ir al médico a que me torturasen a ver que es lo que iba mal.

El traumatólogo dictaminó que tenia una fractura parcial y una capsulitis en el índice, y una tendinitis en el pulgar. Si es que cuando me lo propongo -le dije- hago las cosas como Dios manda. A la enfermera no le hizo tanta gracia cuando le dijeron el invento que me tenía que poner en la mano.

El problema de esta situación es que uno no se da cuenta de lo mucho que usa los dedos de su mano tonta hasta que ya no están ahí. Que no me quejo, ojo: gracias a este magnifico vendaje he desarrollado habilidades nunca antes exploradas. ¿Habéis probado alguna vez de ataros un cinturón o el sujetador con una mano? Eso, señores, es todo un arte. Pero esas cosas son de principiantes. Uno se gradúa en modo experto en el momento en que es capaz de cortarse la carne y atarse la cremallera de una chaqueta sin ninguna ayuda.

Después está el momento en que intentas ser independiente y apañarte por ti mismo, y das tal grado de pena que tu madre acaba diciéndote "¿Quieres que te peine yo?". Porque eso es algo que hay que asumir: soy incapaz de hacerme una triste coleta, y plancharme el pelo es todo un reto.

Como decía al principio, esta es mi vida desde hace unos días. Por suerte el sábado ya me podré quitar la férula del pulgar, y si todo va bien, la semana que viene me quitan la otra. No os imagináis las ganas que tengo de que llegue ese día.

lunes, 20 de octubre de 2014

El niño infectado de Ébola

Llevo desde setiembre trabajando en un colegio pijo regentado por curas. ¿Qué he aprendido en estas semanas? Que los niños de hoy están sobreinformados y paranoicos.

En este caso, la paranoia ha llegado con el ébola, que está en boca de todos, y cuando digo de todos, es de todos. Era de esperar entonces, que este tema llegara a oídos de mis pequeños monstruos, pero nunca me imaginé las cosas que estamos viviendo últimamente en el centro.

Primero fue el niño que le robó una mascarilla a su madre, que es dentista, y que afirmó que no saldría al recreo de ninguna manera sin ella, ya que no quería contagiarse de ébola. Me diréis como le explicas a un mocoso de 7 años que no se va a contagiar en el patio del colegio, y que de todos modos, una mascarilla no le serviría en absoluto de protección si se diera el caso. Y aún peor, como le explicas esta situación a los padres en un comunicado de incidencia sin que parezca que vas drogada hasta las cejas.

Pero aquí no terminó la cosa.

Pocos días después, me tocó tener una conversación, que habiéndola superado, me deberían convalidar el bautizo, la comunión y la confirmación, como poco. Todo empezó cuando un niño vino con su amiguito y me dijo (transcribo el dialogo literalmente):

Niño 1: ¿Tu que piensas del ébola?
Yo: Bueno, es una enfermedad que está matando a mucha gente en algunos países África.
Niño 2: Pero hay ébola en Madrid.
Yo: Si, así es, hay una señora ahora que tiene ébola en Madrid.
Niño 2: ¿Y a Barcelona va a llegar?
Yo: Espero que no, pero tu tranquilo que no va a pasar nada malo.
Niño 1: (Y aquí empieza la conversación bizarra) Pero Jesús vino a España a curar el ébola.


Esa fue mi cara. Después de esta afirmación mi cerebro casi implosiona, os lo prometo, pero el niño bendito me miró y me soltó un:

Niño 1: ¿Verdad?
Yo: (momento de silencio) La verdad es que no me consta que Jesús viniera a España. ¿No te estarás confundiendo?
Niño 1: No, lo dijeron en clase de Reli (religión para los no entendidos) el otro día.
Yo: Creo que te confundes, el ébola es una enfermedad muy nueva, no existía cuando vivió Jesús.
Niño 2: ¿Jesús vino a España? ¿A Fátima, verdad?

Mi cara de "esto se me esta yendo de las manos":


Casi me echo a llorar, pero siguieron:

Yo: Jesús no vino nunca a España, en Fátima se dice que se apareció la virgen (Gracias, Cuarto Milenio, sabia que tantas noches de domingo perdidas me iban a servir de algo).
Niño 1: Pero Jesús curó a ebólicos, lo dijeron en Reli.
Yo: Jesús, hasta donde yo sé, solo curó a ciegos y a leprosos. (Esto lo busqué después en google porque sospechaba que me lo había sacado de la misma manga)
Niño 1: Ah, eso, leprosos! Pero si curó leprosos también podrá venir a curar a los ébolicos cuando se lo pidan a Dios.

Ahí la conversación empezó a superar mis limites morales y los mandé a jugar muy amablemente. La madre que lo parió bien a gusto se debió quedar, eso si, porque menudo mal rato pasé con tanto golpe de evangelio.

Pero el peor caso sin duda, fue el de la niña infectada. La pobre criatura, de primero de educación primaria, se levantó ese día con un poco de fiebre, y los padres le dieron un chute de Dalsy y la mandaron al colegio.
A la hora de comer, le volvió a subir la fiebre y se encontraba mal. En esta situación, la niña le arreó un señor empujón a su amiga, y al ir a poner paz una de mis compañeras, la niña se le echó a llorar diciendo que tenia ébola y que no quería que su amiga se contagiara. Tal cual. Lógicamente mi compañera le preguntó a la niña que porque decía semejante barbaridad, y la niña le dijo que esa mañana, su padre, al ver que tenia fiebre, había dicho "espero que no te vuelva a subir o tendremos que mirar que no tengas ébola". Por lo que decía mi compañera, la niña parecía tener muy asumido que estaba enfermísima y que todos sus amigos y familia se iban a morir por su culpa.

Dejando de lado el humor de mierda de dicho padre y la incontinencia verbal que parece tener, esto solo me demuestra lo muy informados que están los niños sobre cosas que a esta edad, deberían darles absolutamente igual.

Así que para terminar, un consejo a padres, au pairs, canguros y similares: controlad lo que los niños ven en la TV, no digáis estupideces y por favor, no les metáis miedo en el cuerpo, que el pánico social al ébola está llegando demasiado lejos.

lunes, 13 de octubre de 2014

De cuando empecé en la autoescuela



Soy una persona que desde pequeña ha dado señales de que no seria conductora de un formula 1. Ni conductora de autobús. Ni conductora de cualquier cosa que lleve un motor, para hacer una referencia general.

El hecho de que a la tierna edad de 4 años mi padre se empeñara en quitarme los ruedines de la bici fue la mejor manera de ver que eso de encomendar mi vida a un objeto que comporte movimiento no era buena idea, y con los años solo he conseguido reforzar esa opinión. Que en el tema bici ya soy toda una experta (a base de hostias una aprende, que remedio), pero en mi familia me siguen mirando de reojo cada vez que uso algo que traiga ruedas, carretillas incluidas.

Y así fue como, con casi 22 años, llegó el momento que todos a mi alrededor temían: la menda se ha apuntado a la autoescuela. No os penséis que lo hago por gusto; ni mucho menos. Esto ya es cuestión de necesidad y para futuros trabajos que me lo exigen, que si por mi fuera me casaba con la RENFE (y me apuntaba acto seguido a terapia de pareja, porque lo nuestro seria complicado).

Sinceramente no se si reír o llorar. Empezando por el hecho que aborrezco todo lo que incluya un coche, y aborrezco estudiar cosas que aborrezco... Esto solo sera la parte teórica. El festival de verdad llegará una vez empiece las prácticas, siendo yo una persona que, entre otras cosas, tiene un sentido de la orientación completamente inexistente y mucha mala leche acumulada para cuando hay multitudes a mi alrededor. Ya me estoy viendo el día del examen práctico diciéndole al examinador: "Perdone usted, ¿pero me permite insultar a los demás conductores? Lo digo por su propia seguridad".

Pero dejaremos estas experiencias para futuras entradas. Por el momento, creo que el señor de la autoescuela ha intuido que esto de aceptarme como alumna no iba a ser un buen negocio, a juzgar por su cara en algunas de las preguntas que le he hecho.

A pesar de esto se arriesgó y aquí estoy, apuntada por fin para sacarme el dichoso carnet de conducir. Benditos sean todos los trabajadores de dicha autoescuela y que algún dios los asista a partir de ahora y hasta el día en que me consiga sacar el maldito carnet. Rezad por ellos, lo necesitarán.

lunes, 6 de octubre de 2014

Guía Au Pair: 4 recomendaciones para una vida más sencilla

Quien me conoce bien, sabe que en el fondo mi alma esta poseída por una vagancia de la más perra. Soy ese tipo de persona que mira mal a la gente que no sube por las escaleras mecánicas en el metro y que piensa que vivir en un tercero sin ascensor es una condena a muerte con agravio de tortura.

Pero chicas, algo bueno tenia que tener todo esto: un vago a veces tiene buenas ideas con tal de ahorrarse el hacer cosas que están de más. En este caso, os voy a dar mis 5 recomendaciones para una vida con niños:

- El chándal, el pijama de salir a la calle

La segunda mitad de mi año en Alemania, trabajaba una hora por la mañana (de 6:30 a 7:30) en la que desayunaba, acompañaba a la mayor al bus y de paso paseaba al perro. Después de esa hora, tenia libre hasta la 1 del mediodía.
Los días que no tenia clase de alemán o no salia mucho de casa por la mañana, me parecía un verdadero engorro vestirme solo para esa hora y pasarme hasta la hora de comer con ropa de calle, dado que en Alemania, depende la época, ropa de calle significa leotardos, pantalón, calcetines hasta las rodillas... en resumen, nada cómodo para estar en el sofá. Entonces vi un precioso pantalón de chándal negro en el H&M y... La felicidad llego a mi vida. Me ponía el chándal al despertarme y con eso hasta la tarde, que lo mismo daba estar sentada en el suelo que yendo a la panadería o a pasear al perro.

- Ten siempre algo para picar en tu cuarto

En mi casa alemana vivía en el cuarto piso. La cocina estaba en el primero. Si a las 11 de la noche me entraba hambre, solo de pensar en el paseo que me esperaba, se me quitaban las ganas. Por eso mismo tenia chocolatinas y galletas saladas por ahí rondando. Como veis, que el picoteo sea más o menos sano ya depende de vosotras.
También está el tema de los alimentos prohibidos. Si en casa la Cocacola nunca entra por la puerta y las galletas Príncipe brillan por su ausencia, nunca está de más el tener un rincón para este tipo de comida. 

- Llama a los niños para premiarlos sin ninguna razón

Si siempre que llamas a los niños que vengan, es para mandarles que hagan algo, empezarán a padecer una sordera extrema y los paseos que os vais a pegar persiguiéndoles van a ser buenos. Si los llamas de vez en cuando, porque si, porque te da la gana, solo para darles un caramelo o para decirles lo bien que han echo algo, y nada más (repito, nada más), hay muchas más posibilidades de que aparezcan al llamado, aunque solo sea por la duda.

- Ten dos bolsos, el de salir con niños y el de salir sin ellos

Sobretodo si tenéis niños pequeños y en vuestro bolso aparecen cosas como pañales, bragas de recambio, libros infantiles, zumos, galletas, o muñecos de My Little Pony... Obviamente no cargar todo eso cuando sales de casa para ir a hacer una cerveza, se agradece. También esta el tema de que los niños manchan, dan tirones, rompen y desgarran sin piedad cualquier cosa que cuelgue de vuestro cuerpo, así que quizá, para ir con ellos es mucho más práctico llevar algo parecido a una mochila. La cuestión es tener dos bolsos listos, que con poner el monedero, el móvil y las llaves dentro de uno de ellos, estés preparada para salir por la puerta sin malgastar más tiempo. 


Ya sabéis, ahora a sacar vuestro lado perezoso y buscar soluciones fáciles para las cosas del día a día.


PD: No es que no me guste actualizar el blog, al contrario, tengo mil ideas en la cabeza y pretendo empezar a escribir un poco más sobre lo que voy haciendo ahora, pero es que este semestre hago la friolera de 7 asignaturas en la uni, tengo dos trabajos (y aún así me pagan una mierda, pero bueno, eso es otro cantar) y estudio alemán en la EOI por la tarde, así que mi tiempo es limitado tirando a nulo.



miércoles, 24 de septiembre de 2014

El juego del mes: Carreras de bolis

Este mes, os presento otro juego sencillo que se puede hacer en cualquier sitio o situación. Puede jugar el numero de niños que queramos (incluso un niño solo), y como dato importante, no necesitan tu ayuda.

¿Qué se necesita?

Una hoja de papel.
Un rotulador.
Un bolígrafo para cada participante. Han de ser de los que llevan tapón (o en su defecto, que no sean de los que llevan un botón en la parte superior que hace bajar o subir la punta). También sería bueno que fueran cada uno de un color distinto.

¿Cómo se juega?

Primero, hay que dibujar con el rotulador un laberinto o circuito en la hoja de papel, donde quede claro el recorrido (nunca está de más el marcar la salida y la llegada). El nivel de dificultad del circuito depende de como de ágiles veáis a vuestros niños.
Es importante que dibujemos el circuito dentro de un rectángulo, para delimitar un margen entre el laberinto y la superficie donde nos pondremos (sino, las pintadas en mesas y suelos están servidos). Aquí tenéis un ejemplo:


Ahora solo tenemos que poner el bolígrafo en vertical en la linea de salida, sujetarlo por arriba con un dedo, e inclinarlo en la dirección que queremos que vaya, del siguiente modo:


Os quedará algo parecido a esto:


Ahora es el turno de los otros jugadores. Cuando nos vuelva a tocar, solo tenemos que colocar la punta del bolígrafo al final de nuestra línea y volver a deslizarlo.

El primero que llegue al final del circuito, gana.

Según la edad de los niños, podemos poner algunas normas extras, como tener que volver a empezar si nos salimos del camino, o no poder pisar las líneas de los otros jugadores o se pierde un turno... El resto lo dejo en manos de vuestra imaginación.


No dudéis en mandarme otros juegos que les gusten a vuestros niños a apagayvamonosdeaupair@gmail.com, son todos bienvenidos!

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Encontrar trabajo no es difícil

Quien diga que es imposible encontrar trabajo en estos tiempos en los que nos ha tocado vivir, es porque no tiene ni idea de cómo entrar en el mercado laboral de nuestro país. Algunos lo llaman enchufismo, pero hay mil maneras más de referirse a lo mismo: a dedo, haciendo favores, cumpliendo requisitos, ser hijo/primo/hermano/amigo de X...

¿Me seguís, verdad?

También he de añadir que en mi casa no somos familia numerosa, ni monoparental, ni tengo hijos a mi cargo, tampoco tengo personas dependientes que requieran mi cuidado, ni estoy embarazada, ni soy inmigrante, ni estoy casada, si que tengo la ESO, tengo el bachillerato, estoy cursando estudios superiores...

No os penséis que me estoy volviendo loca, sólo que para acceder a las ofertas de empleo público (sea cual sea) de mi comarca, toda la gente que no cumple las premisas anteriores va antes que yo en la lista de empleo. Para que os hagáis una idea: un chaval que con 16 años y cursando 2º de ESO dejó los estudios para trabajar en la obra hace 5 años, o la nini que a los 17 años, después de 4 años de no pisar el colegio, se quedó preñada de gemelos y hasta ayer vivía de las ayudas, a día de hoy le dan trabajo antes que a mi, que con su misma edad estaba estudiando bachillerato para hoy conseguir lo que les están dando a ellos: un trabajo.

Porque a parte del enchufismo, hay que tener en cuenta que en España lo normal es premiar y beneficiar a la gente que sigue la ley del mínimo esfuerzo y el pasotismo, mientras que se ponen palos a las ruedas a los que se esfuerzan y intentan vivir de algo más que de las ayudas y el paro.

Empiezo a estar muy cabreada y cansada.

Llevo desde que volví de Alemania buscando trabajo. Esta última frase seria el resumen de un largo año y medio de buscar trabajo, no encontrar trabajo, seguir buscando trabajo, encontrar trabajo esporádico, seguir buscando trabajo mientras te desvives cuando te llaman de urgencia para esas suplencias in extremis a las que si no puedes ir (sea porque tienes una cita medica después de 9 meses en lista de espera, o por un examen final de la universidad) ya no te llaman más, currando como una negra echando más horas que el sol mientras piensas que en un tiempo muy breve te quedas sin trabajo otra vez, empezar de cero a buscar trabajo y viendo que pasan los meses y sigues igual, y desesperándote en cada una de las etapas anteriores por la pésima situación en la que estás, sea cual sea.

Ah!, eso si, todo esto mientras estudio en la universidad, estudio idiomas, y hasta hace poco era voluntaria de varias entidades. Pero todo esto mejor no lo digo, porque al fin y al cabo, tampoco le importa a nadie, y a los que les importa es solo para descartarme de las ofertas de trabajo por estar sobrecualificada.

No obstante, es en días como hoy, cuando vuelvo de una formación particularmente dura de dos semanas, no remunerada y a una hora en metro de mi casa, para hacer un trabajo que aunque me guste y sea de lo mío, no deja de ser un trabajo de mierda, donde me voy a gastar más de la mitad del sueldo en el transporte, donde no tendré un horario fijo, donde una semana puedo trabajar 45 horas y pasarme las tres siguientes a la espera de que me llamen de nuevo, cuando me pregunto en que momento dejamos de tener una oportunidad toda la gente que no tenemos el beneficio del enchufe.

jueves, 28 de agosto de 2014

Manualidades: Collar con pajitas


Edad recomendada: +3 años
Supervisión de adultos: No
Contiene piezas pequeñas

Como todos sabemos, los collares de macarrones hace tiempo que pasaron de moda; ha llegado el momento de modernizarse. Es por eso que hoy os traigo otra forma la mar de entretenida para hacer collares, pulseras, o lo que surja.

Materiales:

Tijeras
Pajitas

Paso a paso:


lunes, 18 de agosto de 2014

Guía Au Pair: 50 consejos breves para au pairs

Antes de irnos

1. Esto no es un trabajo fácil.
2. No seas au pair como última opción para emigrar.
3. Date tiempo para encontrar una buena familia.
4. No mientas.
5. Firma un contrato donde todo quede por escrito.
6. No seas ingenua: nadie da duros a cuatro pesetas.
7. No aceptes un trabajo que no te ves capacitada para realizar.
8. La familia perfecta no existe, pero intenta encontrar lo más parecido a eso.
9. Ten muy claro a que país quieres ir y cual es la regulación de au pairs en éste.
10. No seas una gilipollas.
11. Vigila con los timos.
12. Pregunta sobre cualquier cosa que se te ocurra.
13. Deja claros tus horarios y días libres antes de irte.
14. No uses agencia para buscar una familia en Europa.
15. Pon en tus cartas de presentación todas tus habilidades, aunque algunas te parezcan tonterías.
16. No digas que sí a cosas que no te gusten.
17. Negocia con la familia. Todo es negociable.
18. Busca información sobre tu nueva ciudad.
19. No esperes a llegar para buscar un curso de idiomas.
20. Ten dinero ahorrado.

Durante la experiencia

21. No te comportes como una princesita mimada.
22. Hazte a la idea de que no eres un invitado.
23. Asume deprisa los cambios.
24. Sé clara con tus limites.
25. Haz respetar tu espacio.
26. Entiende cuales son tus funciones y cuales no.
27. Adáptate a los horarios y costumbres de la familia.
28. No lleves unos horarios distintos a los de la familia.
29. Insiste en que tu día de cobrar sea siempre el mismo.
30. Viaja siempre que puedas.
31. Nunca te dejes pisar ni por los niños, ni por los padres.
32. Intégrate en tu nueva ciudad.
33. Haz un esfuerzo para aprender el idioma local.
34. Disfruta de tu tiempo con los niños.
35. Evita ahorrar para llevártelo a casa. Date los caprichos que quieras.
36. Gástate el dinero que ganes en cosas que realmente vas a recordar.
37. Conoce a toda la gente posible, no importa de dónde sean.
38. Aprovecha el tiempo.
39. Asegúrate de seguir siempre las leyes del país de acogida.
40. Cumple los propósitos que tenias antes de irte.

Al volver a casa

41. Date el tiempo necesario para adaptarte de nuevo.
42. No es raro no encontrar las cosas en tu propia casa.
43. Ahora que has vuelto, todo el mundo querrá verte. Cuando esto termine, te vas a sentir solo, y es normal.
44. No trates de volver a irte antes de conseguir encontrar de nuevo tu rutina aquí.
45. Busca cosas que hacer, mucho tiempo libre te agobiará.
46. No te pases el día comparando tu país con tu país de acogida (tienes las de perder).
47. Si algo ha cambiado, no te esfuerces en intentar que vuelva a la normalidad.
48. Busca una manera de seguir practicando el idioma que has aprendido.
49. Intenta no perder el contacto con la familia.
50. No cojas los hábitos de un nini.


¿Se os ocurre alguno más?

martes, 12 de agosto de 2014

El juego del mes: La cola del caballo

Este mes, os presento otro de estos juegos de bajo presupuesto que se puede hacer con tonterías que todos tenemos por casa.

¿Qué se necesita? 

Por cada niño que juegue:
Un cordel
Un bolígrafo
Una botella vacía.

¿Cómo se juega?

Se anuda un cabo del cordel por la parte superior del bolígrafo (la del tapón), y el otro extremo se ata a la cintura del niño, de manera que, estando este de pie, el bolígrafo quede colgando a la altura de las rodillas.
El cordel debe ir por detrás, a modo de cola, aunque si los niños son pequeños o tienen muy poca coordinación, podemos cambiarlo y que cuelgue por delante, para que lo puedan ver.

Con esto preparado, se ponen las botellas en fila y cada niño debe intentar meter el bolígrafo dentro de la botella, agachándose, tal y como se ve en el dibujo:

No se puede tocar el cordel o la botella. Gana el primero que meta el bolígrafo dentro de la botella.

También se puede jugar en equipos, ya sea haciendo un relevo, o haciendo el juego colaborativo: se vendan los ojos del que tiene que realizar la actividad y los demás tienen que guiarlo con la voz.


No dudéis en mandarme otros juegos que les gusten a vuestros niños a apagayvamonosdeaupair@gmail.com, son todos bienvenidos!

lunes, 4 de agosto de 2014

Diferencias culturales y otros abismos IV; Los desnudos

En Alemania, el primer día que ves a tu niña de 6 años corriendo desnuda por el jardín no le das mucha importancia. Al fin y al cabo, es su casa. Cuando llega el verano y ves que más de la mitad de los niños y niñas del parque van sin camiseta, te sorprendes. El día que ves a varios niños de entre 4-6 años bañándose desnudos (totalmente) en una fuente publica en ese mismo parque, ya te chirría todo.

Lo cierto es que en España, la desnudez en publico todavia es algo que no vemos con buenos ojos, ni siquiera en los niños. Yo trabajo en colegio y por poner un ejemplo, cuando vamos a la piscina, no es raro ver a muchas niñas de 3 y 4 años con un biquini, cuando la parte de arriba no les sirve de nada y el 90% de las veces lo acaban llevando de collar porque eso no tiene de donde "agarrarse" y se les sube. Pero ojo, no se te ocurra quitarle la parte de arriba a la niña (a pesar de que no le valga para tapar nada y tampoco haya nada que tapar) porque los padres te la pueden armar bien gorda.

Por muy liberal que sea la familia de una, la sociedad española es como es y al llegar a Alemania, esta es una de las hostias que te llevas. Los niños van desnudos porque son niños, y eso no es ofensivo ni violento para nadie. Y cuando digo niños, me refiero a críos de una edad bastante avanzada.

Siguiendo con el tema piscina, otra cosa que me sorprendió fue la distribución de los vestuarios. Había los de mujeres, los de hombres, y los de familias. Reconozco que no se si esto es algo extendido por todo Alemania o solo se estilaba en Bonn, pero el echo de que familias enteras se metan juntas en un mismo cuarto donde el padre de la familia se cambia al lado de la madre de la familia de al lado, pues impacta.

Por otro lado, encontramos el lado opuesto de la situación: USA. Desconozco si en la totalidad de Estados Unidos hay esta actitud, pero no han sido ni una ni dos las chicas que me han comentado el echo de que en el manual de su familia americana hay un apartado dedicado a la vestimenta de la au pair. Hay que reconocer que en USA las au pairs son mucho más comunes que en Europa, que llegan chicas de todas las nacionalidades y que muchas familias hayan decidido poner este apartado debido a una au pair brasileña que para ir a la piscina con los niños llevara un precioso tanga.

Pero muchas veces, no es el caso, y puedes encontrarte con sorpresas tales como que nada de pantalones por encima de la rodilla. Que nada de tirantes o de camisetas en las que se te vea la espalda. Nada de biquinis (bañador entero, siempre). Nada de ropa apretada... Y un largo etc. Parece ser que según la zona donde viva tu familia, si vistes "de verano español" pueden llegar a ofrecerte una tarifa por tus servicios, o algo peor.

Sobre este tema también se podría incluir el tema fotos. ¿Hasta donde acepta la familia? ¿Vosotras teníais normas al respecto? Yo tengo fotos de mis tres niñas completamente desnudas en la bañera, mandadas por mi HM (recordemos que la grande tenia 11 años). Pero irónicamente, conozco una chica que tuvo problemas con su HD por mandarle una foto de la niña de 2 años sin camiseta.

En cada país tienen unas normas no escritas sobre el tema desnudos, es un tema interesante de descubrir antes de llegar a nuestro destino: ¿Como es el tema desnudos en vuestro país de acogida? ¿Y en vuestra familia en particular?

lunes, 21 de julio de 2014

Manualidades: El pulpo de cartón

Edad recomendada: +2 años
Supervisión de adultos: Si

Con los más pequeños siempre es más difícil hacer manualidades. Esta es ideal para aquellos niños que tienen 2-3 años, que recientemente han descubierto las tijeras y se mueren por usarlas, aunque en las situaciones más peligrosas posibles. Con esta manualidad no solo podrán utilizarlas (y por ende, aprenderán), sino que encima lo harán bajo nuestra atenta mirada.

Materiales:

Acuarelas
Tijeras
Pegatinas de ojos (si no quereis dibujarlos)
Rollo de papel de WC

Paso a paso:




lunes, 14 de julio de 2014

Guía Au pair: Esos momentos de terror

Ser au pair no es fácil. Al igual que cuando eres padre, con los niños a veces se viven situaciones de puro estrés, o dicho de otro modo: momentos de quererse encerrar en el baño, dejarlos a todos fuera y llorar.
Estoy segura que las que habéis sido o sois au pairs os estáis acordando ahora de todos esos instantes de terror que os han pasado.

Yo he tenido la suerte de no haber pasado por muchos de estos momentos en mi año en Alemania, pero también los he sufrido. Creerme cuando os digo que, a día de hoy, no he olvidado ninguno de ellos.

El peor sin duda fue el que pasó durante mi tercera semana. Hacía a penas 15 días que estaba yo sola con las niñas, y la pequeña se despertó con diarrea y fiebre. Podéis imaginaros la mañana que pasé con una niña de dos años en esas condiciones: de 8:00 a 12:00 de lloros discontinuos y pañales desbordados. A las 12 fuimos a buscar a la mediana de la guardería. Vestí a la pequeña y la intenté sentar en el cochecito, pero la pobre solo quería brazos, así que la envolví en una manta y me la llevé sin el cochecito. Nada más llegar a la guardería empezó a llorar porque le volvía a doler mucho la barriga (traducción: pañal desbordado de nuevo). Cuando conseguimos llegar a casa, cambié el pañal a la pequeña, la vestí con un pijama limpio y le puse el termómetro. La niña estaba 39'5º. Me puse a hacer la comida con al niña en brazos llorando totalmente inconsolable.

Podéis imaginar el nivel de cansancio y estrés que tenia en ese momento. Todo se iba acumulando poco a poco, pero entonces, cuando crees que no puede ir a peor, ocurre ese punto de no retorno en el que solo quieres llorar y no le ves la salida a la situación.

En mi caso fueron un seguido de cosas que pasaron todas a la vez: la pequeña explotó y se mancho desde la nuca hasta los muslos. El cartero picó a la puerta, y al abrir la puerta (con la niña cagada hasta las cejas y llorando en brazos), el perro se metió entre mi pierna y la puerta y salió corriendo como un rayo. La mediana empezó a chillar y a llorar porque el perro se había escapado y yo no entendía una palabra de lo que el cartero me estaba diciendo.

Es en ese instante cuando te das cuenta de que no puedes más, y que hasta ahí has llegado. Pero, ¿de verdad es así?

Sé que cuando llegamos a ese punto de no retorno, es muy difícil ver las cosas claras: todo pesa y todo se te viene encima. A pesar de todo, el irte lejos no esta dentro de nuestras posibilidades, así que acabamos saliendo de ese pozo de un modo o otro.

Ese día, le dije al cartero que se esperara (sin ninguna educación, lo reconozco), le cerré la puerta en la cara y fui a encender el agua de la bañera. Volví a bajar y le dije a la mediana que se calmara, que ahora saldríamos a buscar al perro y que si me ayudaba a saber que quería el cartero iríamos más rápido. La niña me hizo de interprete, y resultó que el cartero solo quería que le firmara la entrega de un paquete certificado.
Una vez se fue el cartero, subí arriba con la pequeña y la metí en la bañera, y 10 minutos después, cuando la estaba secando, escuché a la mediana gritar que el perro había vuelto y que bajara a abrir la puerta de la calle (ella no llegaba).

Lo único que se echó a perder ese día fue la comida, que quedó tan reseca y pegada a la sartén después de tanto rato con el fuego parado que no había quien se la comiera. Nada que una pizza congelada no nos solucionara.

Con esto solo quiero que entendáis que todas y cada una de las situaciones en las que nos vemos metidas tienen solución, a pesar de que a veces seamos incapaces de ver la luz al final del túnel. Muchas veces ser au pair se hace muy cuesta arriba, pero lo más importante es tomarse las cosas con calma porque la mayoría de veces, los problemas se acaban solucionando solos (o con un pequeño empujón).

jueves, 3 de julio de 2014

El juego del mes: El fútbol-sopla


El fútbol-sopla es un juego muy sencillo que se puede improvisar con rapidez en cualquier momento, y es muy práctico para jugar en el interior (sobretodo en la cocina cuando queremos tener a los niños a la vista mientras cocinamos).

¿Qué se necesita?

Una pelota de ping-pong (tenis de mesa)
Cuatro objetos pequeños que podamos usar para delimitar dos porterías (pinzas de tender, tapones de botella, cucharas, cajas de cartón...)

¿Cómo se juega?

El campo del fútbol-sopla se puede montar en cualquier rincón, pero es más entretenido cuando se monta encima de una mesa, ya que la pelota puede caer por los lados y es más fácil para los niños porque pueden moverse alrededor.

Para empezar, delimitamos las dos porterías en la mesa (o en el suelo, o donde nos venga en gana montar el campo). Los niños se reparten en dos equipos, y se echa la pelota de ping-pong en el centro al más puro estilo futbolin. A partir de aquí, el juego consiste en que los niños intenten meter la pelota en la portería del equipo contrario sin tocarla, solo soplando.

No se permite ponerse detrás de la portería de "portero" para soplar cuando lleguen las pelotas. Tampoco se puede mover la pelota con la mano. Si la pelota sale fuera, se vuelve a tirar al centro. Gana el que más goles meta.


No dudéis en mandarme otros juegos que les gusten a vuestros niños a apagayvamonosdeaupair@gmail.com, son todos bienvenidos!

lunes, 19 de mayo de 2014

25 Cosas que pasan al aprender un nuevo idioma

1- Nada más llegar al nuevo país te das cuenta que tus meses de estudio previo del idioma han sido tiempo y dinero perdido.


2- Piensas que llevar un calcetín en la boca al hablar es una epidemia que se ha extendido rápidamente en ese lugar.


3- Pasas largos minutos buscando palabras en el diccionario para poder decir algo con sentido.


4- Si el idioma que estas aprendiendo tiene géneros en las palabras...


5- Nada más abrir la boca la gente te pregunta que de donde eres.


6- Descubres que pedirle a una persona que hable más despacio solo sirve para que esa persona hable todavia más rápido.


7- Asentir y sonreír es sinónimo de "no me estoy enterando de nada en absoluto".


8- Crear pausas dramáticas en medio de una frase porque no sabes como seguir se convierte en algo habitual en ti.


9- Aprendes a leer: [ei] se pronuncia [ai], [er] se pronuncia [ea], [eu] se pronuncia [oi], [sch] se pronuncia... A LA MIERDA.


10- Te sientes gilipollas al descubrir que aquella palabra que no sabes que significa y que tanto has buscado es en realidad un nombre.


11- Ni siquiera los signos de puntuación son los mismos.


12- A veces mezclas tu idioma materno con el nuevo en un mal intento de hacerte entender.


13- Como eso no te funciona, empiezas a traducir expresiones literalmente y la gente te mira horrorizado. A truth as a temple.


14- Cuando empiezas a dominar el idioma y te metes en una conversación con nativos, solo miras y asientes porque el tiempo que necesitas para pensar una frase coherente es el mismo que tardan ellos en cambiar radicalmente de tema.


15- Te das cuenta que has aprendido más palabras vulgares e insultos de los que deberías.


16- Nativos que te corrigen la pronunciación de palabras como "siesta" o "paella" y que merecen morir pronto.


17- A pesar de todo, mejoras rápido y te empiezas a tomar tu incapacidad de entender las cosas con humor.


18- Dices correctamente algo especialmente complejo. La gente te mira sorprendida de que hayas logrado hilar semejante ristra de palabras.


19- Inmediatamente piensas que lo has dicho mal al ver tanta cara de sorpresa y repites la frase cambiando el orden de las palabras.


20- Sabes que tan grande ha sido tu cagada lingüística analizando las caras de la gente a tu alrededor.


21- A veces la cagada es tan grande que ni siquiera hace falta analizar.


22- Le pides a un amigo nativo que te corrija las cosas que dices mal, y a partir de ese momento eres incapaz de acabar una frase sin que te interrumpa.


23- La gente no deja de decirte lo bien que hablas.


24- De todas formas, tu ya has aceptado que nunca podrás hablar como un nativo...


25- ... pero siempre te alegra el día cuando alguien te dice que esta haciendo un curso de 3 semanas que te garantiza poder hablar ese mismo idioma a la perfección.

jueves, 8 de mayo de 2014

El juego del mes: La Bomba

Llevo días sin escribir, lo sé, pero se me han juntado tres trabajos de la uni, unas anginas cojoneras (que aún arrastro), una formación del trabajo y el trabajo en si. Pero vuelvo con fuerzas renovadas, inaugurando nueva sección: El juego del mes. Sin más rodeos, aquí lo tenéis:

LA BOMBA

¿Qué se necesita?

Tizas, aros, hojas de papel... Cualquier cosa con la que se pueda dibujar o simular una cuadricula alargada como esta:


¿Cómo se juega?

La gracia de este juego es jugar con varios niños. Nosotras marcaremos en un papel la situación de todas las bombas, de esta forma:

Podemos poner muchas, como en la imagen, de forma que solo quede un camino correcto, o poner menos, todo depende de la edad de los niños. El objetivo es conseguir pasar al otro lado del circuito sin pisar ninguna bomba. Cada vez que un niño pise una bomba nosotras diremos "Bomba!" (o el equivalente en el idioma del país donde estemos) y ellos deberán volver al principio (o ponerse el ultimo de la fila, si hay más niños), hasta que consigan llegar al otro lado.

El juego, como podéis ver, es muy simple, pero a su vez lo podemos complicar de mil formas. Podemos hacer la cuadrícula más larga o más ancha; podemos poner la regla de que hay que ir a la pata coja, podemos hacer que todo el grupo tenga que pasar, y si uno falla todos tienen que volver al principio; si tenemos muchos niños, podemos hacer equipos y competir para ver quien consigue pasar antes al grupo entero, o crear un recorrido para los niños pares, y otro para los impares (y crear el caos entre ellos)... Hay mil posibilidades, seguro que se os ocurren muchas. Ahora que llega el verano también podemos aprovechar para jugar fuera y echarles agua cada vez que pisen una bomba.


Espero que os haya gustado y que lo pongáis en práctica. No dudéis en mandarme otros juegos que les gusten a vuestros niños a apagayvamonosdeaupair@gmail.com, son todos bienvenidos!

lunes, 21 de abril de 2014

Der Osterhase o el Conejo de Pascua

Durante el año que pasé en Alemania, una de las fiestas que más me gustó fue la del Conejo de Pascua, Osterhase en alemán. En mi tierra no es para nada común esta tradición, y a pesar de que la conocía de oídas, apenas sabía nada de ella y por supuesto nunca la había celebrado.

Todo empieza durante las fiestas de Pascua. Allí en Alemania, todas las tiendas, supermercados, calles y casas se decoran con conejos y huevos de las mas variopintas maneras y estilos. Las pastelerías se llevan la palma de la decoración, con grandes conejos y huevos de chocolate en los aparadores. En otras palabras, que si no te enteras de que ha llegado la Pascua es porque eres ciego y sordo.

Durante esos días, la gente decora el jardín o el interior de la casa (o las dos cosas) con huevos pintados (que para los más vagos, los venden hechos en cualquier tienda/supermercado), conejos de todos los tipos y centros de mesa relacionados con la primavera. 

El sábado anterior al Domingo de Resurrección (o Domingo de Pascua), la tradición manda que se decoren huevos, los cuales servirán de decoración para los años posteriores y servirán de reclamo para el Osterhase. Algo típico de Alemania es decorar también huevos duros, para desayunarlos el domingo. 
Para decorar los huevos, antes que nada hay que vaciarlos. Esto es una técnica muy elaborada y el resultado es que esa noche se cena tortilla. ¿Por qué? Porque hay que soplar los huevos de manera que nos quedemos solo con la cascara, y por lo tanto los podamos pintar y decorar al gusto. Esto parece sencillo pero no lo es tanto. Con algo afilado, hay que hacer un agujero en la parte superior e inferior del huevo, de manera que al soplar con fuerza por un lado, la clara y la yema salgan por el lado opuesto. Estos agujeros después nos servirán para poder colgarlos con una cinta de tela o un hilo.
Os dejo un vídeo donde se puede ver como vacían un huevo:


Después todo depende de la imaginación que le echéis para decorarlo: purpurina, hilos, pegatinas, pintura, fotos...

Y como bien decía, después llega el Domingo de Resurrección. Si os metéis con los padres en la preparación de la llegada del Conejo de Pascua... Yo solo os digo que ese día quedará en mi memoria como la madrugada que me despertaron a las 4 de la mañana para esconder los benditos huevos y conejos de chocolate en pijama y zapatillas con la friolera de 3 grados. ¿Que por qué a las 4? Yo tampoco lo se. 

Pocas horas después, a las 8, las niñas ya estaban saltando por mi habitación al grito de que el Osterhase había llegado. Nos pusimos los abrigos y las botas de agua y salimos al jardín, donde pudimos divisar alguna que otra forma brillante medio escondida entre plantas, mangueras, y pelotas de fútbol. Como consejo os diré que escondáis un poco los huevos de chocolate, no los dejéis completamente a la vista, porque mi HM hizo eso para que la pequeña tuviera alguna oportunidad antes de que las otras niñas arrasaran y las urracas se ensañaron, ya que estas chocolatinas suelen ir envueltas en papeles brillantes. 
Por lo demás, el botín resultante fue bastante satisfactorio:


No creo que haga falta decir que seguimos encontrando huevos hasta junio, pero vaya, nada grave en cualquier caso. 

Después de recoger los huevos, se entra en casa y se abre el regalo que te ha traído el Conejo. Esto depende de la familia, las hay que el Osterhase solo trae huevos de chocolate, y los hay que también trae un pequeño regalo para los niños. En mi familia, traía un libro (a mi también me trajo uno!!). Y para terminar, se desayuna con los huevos duros que has decorado el sábado.

¡Frohe Ostern!


Imagino que en otros países quizá se celebra de otro modo. ¿Os ha visitado el Conejo de Pascua alguna vez? ¿Como lo habéis vivido?