viernes, 16 de diciembre de 2011

Maletas y equipaje, esclavos del peso (parte II)


Sigamos con esta apasionante serie de entradas maletiles. 

Una vez comprada la maleta, hay que llenarla, verdad? "Como si eso fuera tan fácil!" Diréis algunas. Pues no, no es para nada sencillo decidir que nos llevamos y que dejamos en casa, hacen falta arduas reflixiones filosóficas.

Pero tranquilas, os intentaré echar una mano. 

Partiendo de la base de que no nos vamos a vivir en medio de la selva amazónica, y que vayamos donde vayamos, siempre podremos ir a comprar unos calcetines si nos hace falta, debemos llevarnos las cosas básicas y las mas funcionales, ya habrá tiempo para comprar más cosas en nuestro destino. 
Con esa mentalidad y después de pensarlo muy mucho, he llegado a la siguiente conclusión: hay tres tipos de cosas que podemos meter en la maleta, siendo así:

- Los "Porsiacasos" -

Grandes conocidos por toda la humanidad creadora de maletas. ¿Quien no ha metido una chaquetita en la maleta de unas vacaciones de una semanita a las playas andaluzas en pleno agosto "por si refresca", a pesar de ver que los pobres sureños derretirse de calor dia si dia tambien en las noticias?

Eso debemos evitarlo, que los "porsiacasos" cuando te vas un año entero de tu vida suelen ser mas numerosos que si solo vas 15 días. En la maleta no ha de haber sitio para ropa de verano si nos vamos en pleno invierno, no ha de haber secadores o similares si ya nos han dicho que en nuestra nueva casa ya tienen, o una cantidad indecente de maquillaje para el año entero "por si en pleno Londres/Nueva York/Berlín no venden".

Quedamos entonces en que los porsiacasos se quedan en casa cogiendo polvo.

- Equipaje de perogrullo -

Si, este equipaje existe, aunque no os lo creáis. Son aquellas cosas que aunque nosotras al hacer la maleta lo veamos como algo tan indispensable como el aire que respiramos, al preguntarle al resto de la humanidad te dicen un seco "¿Y eso para que lo quieres?". Es ese equipaje tan sobrante como el ponerse una braga-faja de esparto.

Todas sabemos lo importantes que son esas botas y esa falda, lo bonitas que son, lo mucho que nos gustan... ¿Pero crees realmente que usaras unas botas de tacón y una falda corta en pleno invierno alemán, a -10 grados contando que sea un día bueno? Todas sabemos que no, aunque cueste admitirlo. 

- Equipaje General -

Llamemosle "el resto". Todo lo demás que metemos en la maleta, como la ropa, zapatos (útiles, recordemos, que nos sean útiles!), neceser... 
En este tipo de cosas, lo único que falla es la cantidad. Vamos a ver; nos vamos un año, cierto, al principio estaremos un poco perdidas, cierto, necesitamos entonces 18 bragas y 24 pares de calcetines? Para nada. 
Nadie necesita 5 pares de zapatos, ni 10 pantalones y 14 jerséis. Que vais para un año, pero ese año de equipaje ha de pesarse en el aeropuerto y pagar su correspondiente extra en el caso de que lo haya. Así que seamos lógicos y llevemos lo justo y necesario para pasar el primer mes, que si faltan cosas, siempre se puede arreglar con una visita rápida al centro comercial de turno.



Y dicho esto, ahora ya tenemos maleta y las cosas que poner dentro. En el próximo numero, como meterlo todo dentro, que es un verdadero milagro conseguirlo sin que rueden cabezas.


PD: Recordáis la anterior entrada de las maletas? Donde os dije que os presentaría las mías? Pues veréis, podríamos decir que en mi se podría aplicar eso del "Consejitos vendo..."...
Mande a un tercero a comprar las maletas y si, mi maleta de mano se pasa por 2 cm de ancho del tamaño permitido.
Aun así, tentaremos a la suerte a ver si en el aeropuerto cuela. 2 cm de más... ya lo sabéis, vivo al límite de la ley!

lunes, 5 de diciembre de 2011

Maletas y equipaje, esclavos del peso (parte I)


Empezamos esta entrada con un suspiro de resignación. Esta es el primero de unos cuantos capítulos sobre maletas, aviones, peso, compañías y demás quebraderos de cabeza a la hora de hacer cualquier viaje.

Como meter tu vida en X kg de peso (según la compañía)? Esa es la pregunta que mucha gente se hace cuando se pone delante de la maleta vacía. Pero tranquilos, a grandes problemas, grandes soluciones. En este caso es muy simple, no meter tu vida en la maleta. Ante todo economizar espacio y peso.

Pero antes de todo eso hay el primer bache... elegir maleta. Parecerá una tontería a simple vista, pero a la larga es una gran decisión. Se ha de elegir una maleta según el tiempo del viaje, estación del año, lugar de destino, compañía... Yo, para no alargarme mucho, hablaré de mi situación:

Como elegir una maleta de au pair


Pues veréis, para empezar, no sera una, sino dos. La de cabina y la facturada. Empezaremos por la segunda.

Maleta facturada
No soy partidaria de gastarse un pastón en una maleta por el simple echo de que en los aeropuertos las tratan tan pero que tan bien, que lo mismo da una Samsonite que una made in los chinos de tu barrio, que el echo de que llegue entera, rallada, echa un cristo, abierta o no, depende únicamente de la suerte (y de los empleados de turno en el aeropuerto).

Yo me suelo decantar por las maletas de los supermercados o tipo las del Decathlon. Bueno bonito y barato. Sobretodo esto ultimo, al menos si te la rompen/rallan/abren/descuartizan o en todo caso, la maleta queda inutilizable, dolerá menos al bolsillo (y depende lo que haya costado, al alma o al riñón que dejaste en la tienda), mas que nada porque la mayoría de las indemnizaciones por romper la maleta de las compañías low cost suelen ser inferiores al precio de una maleta de marca buena, y te ahorras pagar reparaciones de maleta, por el mero echo de que si se te rompe, la tiras y compras otra, que te sale mas barato.

Ahora pasemos al tipo de maletas que hay: las hay rígidas, semirigidas y blandas. Desde mi experiencia, las que suelen llegar mejor son las semirigidas, por el mero echo de que si son plásticas con un trapito limpias toda la suciedad que viene arrastrando del viajecito, son más difíciles de rajar que las de tela y al mismo tiempo son mas flexibles que las rígidas, que como se den un mal golpe y coja mala forma, no hay Dios que las consiga volver a encajar. También dan el pego como "resistentes" si quieres llevar algo que se pueda romper, y no son pesadas (que algunas rígidas, te pesa más la maleta en si que todo lo de dentro). Recomiendo también plastificar la maleta, ya sea en el aeropuerto o en "mode casero", siempre te ahorras alguna rallada, posiblemente que te la abran y muy seguramente, que te llegue a trozos, al menos con el plástico llegara todo de una pieza, roto? puede, pero de una pieza.

Y para terminar con estas maletas... Un consejo personal. Si sois más bien torpes de vista, gafes de oficio o poco suertudos en general, comprarla de un color cantoso, que se distinga del resto de maletas marrones, negras y de colores tristones, que cuando la veas pasar digas: "Esa es la mía, no hay duda".

Maletas de cabina
No es que sea más complicado encontrar maletas de mano, pero si que te timan más. Importante: ir con una cinta métrica a comprarla. Y no, no es broma. Muchas maletas con etiquetas de "maleta apta para cabina" acaban facturadas por medir 3 cm más de ancho, que las compañías están muy tontorronas en este sentido últimamente.
Los tamaños máximos de una maleta de mano, son mas o menos de 55x40x20 (pero aseguraros bien de que pide cada compañía, no quiero ser responsable de la facturación de ninguna maleta).
Y otra cosa importante, que pese lo menos posible. Algunas compañías no dejan más de 6 kg de equipaje en cabina, si la maleta por si sola ya pesa 5 kg, como no metáis un par de calcetines y la cerréis, poco más podréis hacer con ella.
En este caso, al gusto del consumidor el color. Teóricamente, no la vais a perder de vista en ningun momento, así que si se lleva algun golpe sera seguramente, gracias a vosotros mismos.

Y con esto me despido, en el próximo capitulo de esta apasionante entrega, os presentaré mis maletas y veremos como las voy llenando.

Hasta la proxima!